miércoles, 22 de octubre de 2014

Fiesta de Nuestra Patrona y Día Internacional de los Adultos Mayores

Altar con Nuestro Señor Jesucristo y Santa Teresita

P. Silvio Rivera, P. Pablo Corbillon

Fue un día con mucha alegría en nuestra casa, el 1 ° octubre Día  de Santa Teresita,  también se celebra el Día Internacional de las Personas Mayores;  este año   salimos en una breve procesión con la Santita; luego tuvimos la Santa Misa.

Ágape luego de la Misa
Compartimos cosas ricas, en ese momento una de las  señoras que viene al taller de literatura, la señora Eleonora Lopez nos ha ofrecido un monologo muy divertido, muy agradecidos con  ella y con todos los presentes,  hemos pasado una tarde agradable.  De esta manera se ha celebrado también el día de los adultos mayores.


                 

Servicios de la Casa del Adulto Mayor y Centro Misional Santa Teresita

Te cuento: en la casa se realizan actividades para las personas mayores el objetivo es ofrecerles acompañamiento y espiritualidad en esta etapa de la vida.

  • Taller de Psicología con orientación cristiana  
  • Taller de Literatura con  apoyo a la luz de la fe
  •  Retiros para discapacitados motrices
  •  Rezo del Rosario y meditación de la Palabra
  •  Santa Misa
  •  Misa para los enfermos


  • Peregrinacion a Lujan en el mes de octubre
  •  Encuentros anuales a través de meriendas/almuerzos con juegos de la lotería, y otras animaciones haciendo un  intercambio entre los  jóvenes de la parroquia, es muy enriquecedora la reciprocidad generacional.

  Si queres comunicarte con nosotros llamanos los días lunes, martes y miércoles de 17 a 18:30

lunes, 20 de octubre de 2014

La Bendición de una Larga Vida

El Papa Francisco se ha encontrado con los ancianos, abuelos y adultos mayores de todo el mundo, el pasado 28 de septiembre, plaza San Pedro, Roma.

Este es el mensaje que les ha dirigido:  Los ancianos son memoria y futuro para la Iglesia y la familia humana, nunca  el descarte y la violencia, reitera el Papa:
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
 El Papa Emérito Benedicto XVI también  estuvo presente 
¡Gracias haber venido en tan gran número! Y gracias por su acogida festiva:¡hoy es su fiesta, nuestra fiesta! Agradezco a monseñor Paglia y a todos los que la han preparado. También agradezco en especial la presencia del Papa Emérito Benedicto XVI. Tantas veces he dicho que me gusta tanto que viva aquí en el Vaticano, porque es como tener al abuelo sabio en casa ¡Gracias!
He escuchado los testimonios de algunos de ustedes, que presentan experiencias comunes a tantos ancianos y abuelos. Pero uno era diferente: el de los hermanos que vinieron desde Kara Qosh, escapando de una persecución violenta. ¡A todos ellos juntos les decimos “gracias” de forma especial! Es muy bello que ustedes
hayan venido aquí hoy: es un don para la Iglesia. Y nosotros les ofrecemos nuestra cercanía, nuestra oración y nuestra ayuda concreta. La violencia contra los ancianos es inhumana, así como la que se comete contra los niños. ¡Pero Dios no los abandona, está con ustedes! Con su ayuda, ustedes son y seguirán siendo la memoria de su pueblo; y también para nosotros, para la gran familia de la Iglesia. ¡Gracias!
Estos hermanos nos dan testimonio de que aun en las pruebas más difíciles, los ancianos que tienen fe son como árboles que continúan dando frutos. Y esto vale también en las situaciones más ordinarias, donde, sin embargo, puede haber otras tentaciones, y otras formas de discriminación. Hemos escuchado algunas en los otros testimonios.
La vejez, de forma particular, es un tiempo de gracia, en el que el Señor nos renueva  
su llamado: nos llama a custodiar y transmitir la fe, nos llama a orar, especialmente a interceder; nos llama a estar cerca de los necesitados ... pero los ancianos, los abuelos tienen una capacidad para comprender las situaciones más difíciles: ¡una gran capacidad! Y cuando rezan por estas situaciones, su oración es más fuerte ¡es poderosa! A los abuelos, que han recibido la bendición de ver a los hijos de sus hijos (cf. Sal 128,6), se les ha confiado una gran tarea: transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo; compartir con sencillez una sabiduría, y la misma fe: ¡el legado más precioso! ¡Felices esas familias que tienen a los abuelos cerca! El abuelo es padre dos veces y la abuela es madre dos veces. Y en aquellos países donde la persecución religiosa ha sido cruel, pienso por ejemplo en
Albania, donde estuve el domingo pasado; en aquellos países han sido los abuelos los que llevaban a los niños a bautizar a escondidas, los que les dieron la fe ¡Qué bien actuaron! ¡Fueron valientes en la persecución y salvaron la fe en esos países!
Pero no siempre el anciano, el abuelo, la abuela, tiene una familia que puede acogerlo. Y entonces bienvenidos los hogares para los ancianos... con tal de que sean verdaderos hogares, y ¡no prisiones! ¡Y que sean para los ancianos - sean para los ancianos - y no para los intereses de otras personas! No debe haber institutos donde los ancianos vivan olvidados, como escondidos, descuidado. Me siento cerca de los numerosos ancianos que viven en estos institutos, y pienso con gratitud en los que los van a visitar y los cuidan. Los hogares para ancianos deberían ser los
“pulmones” de humanidad en un país, en un barrio, en una parroquia; deberían ser “santuarios” de humanidad, donde los que son viejos y débiles son cuidados y custodiados como un hermano o una hermana mayor. ¡Hace tanto bien ir a visitar a un anciano! Miren a nuestros chicos: a veces los vemos desganados y tristes; van a visitar a un anciano, y ¡se vuelven alegres!
Pero también existe la realidad del abandono de los ancianos: ¡cuántas veces se descarta a los ancianos corv actitudes de abandono que son una verdadera eutanasia escondida! Es el efecto del descarte que tanto daño hace a nuestro mundo. Se descarta a los niños, a los jóvenes y a los ancianos con el pretexto de mantener
un sistema económico “equilibrado”, en cuyo centro no está la persona humana, sino el dinero. ¡Todos estamos llamados a contrarrestar esta cultura del descarte!
Nosotros, los cristianos, junto con todos los hombres de buena voluntad, estamos llamados a construir con paciencia una sociedad diversa, más acogedora, más humano, más inclusiva, que no necesita descartar a los débiles de cuerpo y mente, aún más, una sociedad que mide su propio “paso” precisamente sobre estas personas.
Como cristianos y como ciudadanos, estamos llamados a imaginar, con fantasía y sabiduría, los caminos para afrontar este reto. Un pueblo que no custodia a los abuelos y no los tratan bien no tiene futuro: pierde la memoria, y se desarraiga de sus propias raíces. Pero cuidado: ¡ustedes tienen la responsabilidad de mantener vivas estas raíces en ustedes mismos! Con la oración, la lectura del Evangelio, las obras de misericordia. Así permanecemos como árboles vivos, que aun en la vejez no dejan de dar frutos.
Domingo, 28 de septiembre de 2014
   PAPA FRANCISCO