domingo, 25 de septiembre de 2011

El adulto mayor es un miembro imprescindible de cualquier pastoral familiar

24 de septiembre de 2011. En la foto superior,
el cardenal Jorge Bergoglio durante la misa
inaugural. En la inferior, Marta Cánepa en el
puesto de los Adultos Mayores.

Es una de las conclusiones del Primer Encuentro de Coordinación de la Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Buenos Aires, que se realizó este fin de semana en la iglesia Santa Catalina de Siena, en el barrio porteño de Retiro. La misa inaugural estuvo a cargo del cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo local y primado de la Argentina.
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El adulto mayor es un miembro imprescindible de cualquier pastoral familiar, es un miembro más de la familia que no debe ser excluido, aunque la realidad sea distinta.
En la familia, por múltiples razones, ya sea porque la familia misma está pasando por una crisis, por falta de tiempo, no se les brinda compañía, quizás sea negación de la vejez.
El anciano, la persona mayor, termina siendo abandonada, se lo ignora, ya no tiene participación activa en la familia.
En algunos casos terminan en un geriátrico porque no hay nadie que los pueda atender.
Todos trabajan, tienen sus ocupaciones.
Pero ellos necesitan estar con sus hijos, nietos y otros parientes.
Estas son algunas de las conclusiones del Primer Encuentro de Coordinación de la Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Buenos Aires, que se realizó ayer sábado y hoy domingo en la iglesia Santa Catalina de Siena, en San Martín 705, del barrio porteño de Retiro.
La misa inaugural estuvo a cargo del cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, que llamó a promover y defender las familias.
Con el lema 'Para que trabajando juntos y coordinados nuestras familias tengan Vida', el encuentro buscó articular y organizar las distintas propuestas que se vienen desarrollando en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires para acompañar y hacer crecer la vida en familia.
El primer orador del encuentro, abierto a todas las diócesis de la región Buenos Aires, fue el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Eduardo García, que pidió "apertura a todas las familias y matrimonios, aunque no tengan las dos libretas o una madre tenga que criar sola a sus hijos".
Durante las dos jornadas, hubo intervenciones de especialistas sobre prevención y atención de crisis de crecimiento, fragilidad de los vínculos, abordaje en situaciones de crisis, acuerdos y consenso de criterios, entre otras cuestiones.
El cierre del encuentro fue hoy a las 12, con la misa presidida por monseñor Luis Fernández, obispo auxiliar y vicario de la zona Flores.
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CONTACTO
Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Buenos Aires: 

(011) 5238-6040, info@familiabuenosaires.org.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Un retiro espiritual mensual con quienes son los verdaderos tesoros de la Iglesia

El domingo 11 de septiembre, la Casa del Adulto Mayor y Centro Misional Santa Teresita fue escenario del habitual ejercicio para lisiados organizado por el padre Ricardo Fiat -responsable de la Comisión Arquidiocesana para el Adulto Mayor, área laicos-. A continuación se reproduce una historia de los comienzos de la Iglesia que resume el espíritu de la iniciativa: la enfermedad, la pobreza y todas las contradicciones son regalos de un valor incalculable.
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Esta historia se remonta a los comienzos de la Iglesia, en la Antigua Roma.
Corría el año 258 en la Ciudad Eterna, cuando el emperador Valeriano proclamó un edicto que prohibía el culto cristiano.
Como consecuencia, muchos sacerdotes y obispos fueron condenados a muerte, mientras que los cristianos que pertenecían a la nobleza o al senado eran privados de sus bienes y enviados al exilio.
Entre las víctimas de Valeriano se destacan los Papas San Esteban I, degollado sobre la misma silla pontificia, y Sixto II, decapitado poco después; también obispos como Cipriano de Cartago, al que le cortaron la cabeza en el Norte de África.
Fue justamente cuando el papa Sixto II iba camino al martirio que se cruzó con uno de sus ayudantes, el diácono Lorenzo, que le preguntó: "¿A dónde vas, querido padre, sin tu hijo? ¿A dónde te apresuras, santo padre, sin tu diácono? Nunca antes montaste el altar de sacrificios sin tu sirviente, ¿y ahora deseas hacerlo sin mí?", a lo que el papa profetizó: "En tres días tú me seguirás".
Pues bien, después del asesinato del papa, el alcalde de Roma ordenó a Lorenzo que entregara todas las riquezas de la Iglesia.
Lorenzo entonces pidió tres días para poder recolectarlas.
En esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba.
Al tercer día compareció ante el prefecto, y le presentó los pobres y enfermos que él mismo había congregado y le dijo que esos eran los verdaderos tesoros de la Iglesia.
El prefecto entonces le dijo: "Osas burlarte de Roma y del Emperador, y perecerás. Pero no creas que morirás en un instante, lo harás lentamente y soportando el mayor dolor de tu vida".
Lorenzo fue quemado vivo en una hoguera, concretamente en una parrilla, cerca del Campo de verano, en Roma.
Se dice que en medio del martirio, exclamó: Assum est, inqüit, versa et manduca (Traducción: Asado está, parece, da la vuelta y come. Traducción aproximada: Dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho).
Su santo se celebra el 10 de agosto, día en el cual según la tradición recibió martirio.
Lorenzo fue enterrado en la Via Tiburtina, en las catacumbas de Ciriaca, por Hipólito de Roma y el presbítero (sacerdote) Justino.
Se dice que Constantino I el Grande mandó construir un pequeño oratorio en honor del mártir, que se convirtió en punto de parada en los itinerarios de peregrinación a las tumbas de los mártires romanos en el siglo VII.
Un siglo más tarde, el papa Dámaso I (366-384) reconstruyó la iglesia, hoy en día conocida como Basilica di San Lorenzo fuori le Mura, mientras que la iglesia de San Lorenzo in Panisperna se alza sobre el lugar de su martirio.
En el siglo XII, el papa Pascual II (1099-1118) dijo que la parrilla usada en el martirio fue guardada en la iglesia de San Lorenzo de Lucina.